por Luis Santos
Mucha gente nos suele preguntar que es Rotary o que hacemos los Rotarios, y cada vez simplifico más mi respuesta, “somos gente de acción”, personas normales que como muchos de vosotros en algún momento de su vida piensa que tiene que hacer algo por mejorar la vida de los que conviven con él, en su pueblo, en su país o en su planeta, porque las necesidades de la gente no tienen fronteras y el famoso efecto mariposa está muy presente en nuestras actuaciones. Y la manera más eficiente de hacer lago es simplemente hacer lo que sabes, para lo que te has preparado en la vida, y creerme que todos tenemos oportunidades valiosas sea lo que sea lo que sabes hacer.
En mi caso, solo sé medicina concretamente pediatría y es por eso cuando un día del mes de mayo, mientras estábamos en un torneo de pádel preparado para sacar fondos, recibí una llamada preguntándome si tenía disponibilidad para viajar en Julio a Uganda a un proyecto de pediatría, mi respuesta inmediata fue sí. Nosotros le llamamos “el servicio a través de la ocupación”, que no es otra cosa sino ayudar en lo que sabes hacer.
El proyecto en cuestión se ha llevado a cabo bajo la organización de la ONG “África Directo” que tiene como contraparte local en este destino a la congregación Evangelizing Sisters of Mary.
La Congregación tiene misiones en Uganda, Kenia, Tanzania y South Sudan, lleva proyectos sociales desde su Fundación y actualmente ejerce la dirección en varios centros sanitarios y educativos en estos países, la Casa Madre de la Congregación está situada en Nairobi, Kenia. Sister Kyara, es la directora del Hospital de Kamwenge perteneciente a la Parroquia Fort Portal y contraparte de África Directo desde hace varios años en Uganda. África Directo también trabaja en proyectos de Educación con las Evangelizing Sisters of Mary en Tanzania, más concretamente en Kilacha Convent y Kikuletwa Village.
La contraparte local es fundamental en los proyectos de desarrollo en estos países, generalmente son congregaciones religiosas con muchos años de trabajo en el terreno y que tiene toda la confianza de los habitantes y autoridades locales. Las ONGs grandes, agencias gubernamentales… suelen trabajar con los gobiernos pero según mi experiencia son programas gubernamentales con mucho dinero de por medio pero menos cercanía a la población. En concreto esta ONG solo trabaja con voluntarios, nadie cobra y es de admirar a los voluntarios que tiene sobre el terreno. Conocimos a dos, Javier, un vasco con trabajo de ejecutivo en Barcelona que un día decidió echar una mano unos meses y ya va para dos años prorrogando su estancia. Gestiona desde Kamwenge todos los programas que “África Directo” tiene en la mitad sur de Uganda. Unos días antes de marcharnos apareció Mar, una profesora de las Baleares que estuvo dos años en ese lugar y acudió a pasar sus vacaciones de verano para recordar viejos tiempos y acompañar a los amigos que dejó. Estas personas no tienen vocación religiosa ni motivaciones políticas, simplemente están enganchados a una forma de vida de ayuda a los demás que les llena, a pesar de que sus comodidades de vida allí no son ni mucho menos las que gozan en sus ciudades de origen. Trasmiten alegría y es peligroso relacionarse mucho con ellos porque al final enganchan. El lugar de destino fue como decía, Kamwenge, población cabecera del distrito del mismo nombre, se localiza en Uganda occidental y tiene una superficie de 2303 km cuadrados con una población total de 414.454 habitantes (según el censo del año 2014).
La capital del distrito, Kamwenge town, donde está el hospital en el que trabajamos, se sitúa en la parte oeste, haciendo frontera con Kasese. Es una zona rural donde la agricultura es el mayor recurso económico. Los habitantes del Kamwenge son familias humildes de la etnia Bakinga y de las tribus, Batoro, Batagwenda y Banyarwanda principalmente.
Mirando el mapa se encuentra en la zona fronteriza con la República Democrática del Congo y cercano al parque nacional de Kibali donde los turistas van a observar los chimpancés que pasean por las copas de sus árboles. En esta área, la sanidad y la educación se convierten en necesidades básicas de difícil acceso. Es por eso que África Directo, ONG que trabaja en el lugar desde el 2008, ha creado programas específicos para ambos servicios.La misma congregación regenta un colegio – internado de unos 500 alumnos de primaria que tiene la particularidad de atender en una “unidad especial“ a niños con discapacidades físicas – ciegos, sordos y con problemas de movilidad para la marcha -, y que tienen profesores sordos y ciegos para atender a estos niños. Cuando se visita este colegio impacta el nivel de autonomía y disciplina que tienen estos niños, el compañerismo que reina entre ellos y la alegría que contagian. Son niños que lavan su ropa, limpian sus instalaciones y mantienen limpio el entorno del colegio como los demás niños.
Mi trabajo como pediatra se acompañaba de otras 2 pediatras y una enfermera de neonatos, además estaba integrado dentro de un equipo multidisciplinar con 2 ginecólogas, una cirujana y un enfermero de quirófano. (Seis mujeres y dos hombres, en la cooperación este es el perfil dominante ¡¡).
Acudíamos al hospital a las 8 de la mañana, porque antes de iniciar el pase de visita a las salas, el personal dirigía una oración con cánticos de todos los ingresados, fueran hombres, mujeres o niños y luego unas normas sobre higiene y educación sanitaria. Impacta ver la religiosidad de estas personas y el respeto con que lo hacían aun cuando entre los ingresados debía haber también seguidores del islam, porque algunas mujeres llevaban velo. Después pasábamos visita a los niños ingresados, casi todos con diagnóstico de malaria, enfermedad a la que pudimos llegar a temer por la agresividad y complicaciones que puede dar, baste deciros que en los tres primeros días se murieron 2 pequeños por esta causa. El índice de infectados en esta zona es numeroso y la mortalidad en menores de 5 años muy importante. Durante todo el día goteaban los pacientes que acudían a consultas y las mujeres que llegaban para parir. En la pequeña sala de maternidad con un solo paritorio atienden a unos 80 partos mensuales. No tienen capacidad para tanto ingreso por esto el alta es muy precoz, generalmente al día siguiente y en ocasiones el mismo día si el parto ha sido normal. En cuanto podíamos nos las arreglábamos para organizar una charla a las comadronas, el personal sanitario y a las madres que cuando la enfermedad lo permitía sacaban a los niños al jardín y sobre el césped nos escuchaban los consejos para incidir en las medidas de higiene, la necesidad de las vacunaciones o la importancia de la alimentación variada.
La economía de nuestros pacientes era de pobreza absoluta, las consultas no se cobran pero si las pruebas analíticas y las medicaciones. Los tratamientos y las intervenciones están subvencionados parcialmente por la ONG de tal manera que un parto les cuesta al cambio unos 2,50 € ¡!!. Parece poco pero vimos el caso de que cuando el paciente es dado de alta, un familiar va al poblado a conseguir el dinero y el paciente no se va hasta que este vuelve, lo que a veces les llevaba un par de días.
Un pequeño paciente, Peter de 7 meses, que en principio ingresó por acompañar a su hermana, algo mayor, que tenía una malaria muy grave y que estuvo a punto de morir, le exploramos por el mal aspecto que tenía, estaba muy desnutrido – pesaba unos 4 kg- respiraba con cierta dificultad y solo tomaba pecho rechazando todo lo demás. Al explorarle se le detectó un importante soplo cardiaco que indicaba una cardiopatía congénita muy grave. Nuestra pediatra experta en cardiología realizó un acertado diagnóstico y un día le pagó de su bolsillo el viaje a la capital, Kampala, para que fuera visto en un servicio de cardiología para que evaluaran la posibilidad de intervención quirúrgica. El diagnóstico a la vuelta corroboraba la complejidad de la cardiopatía pero tenía un fatal mensaje. La cardiopatía solo si se operaba saldría con vida y en Uganda esas intervenciones no se hacen. Eso para una familia es una condena a muerte. Una tarea pues que nos traemos, además de muchas otras , es conseguir por medio de las conexiones y programas de Rotary, traer a Peter y su madre a España y operarle probablemente en el servicio de cardiología del hospital Virgen de la Areixaca de Murcia dentro del programa de subvención global que prepara el club Alicante puerto. Lucharemos por ello.
En resumen y como en otras muchas ocasiones una experiencia que te llena de entusiasmo y admiración por la humanidad y la gente que trabaja en este campo de la cooperación, aunque siempre te deja un poso de frustración por el escaso impacto que los pocos días que le dedicas suelen tener en ellos. La idea de volver se viene contigo. Luis Santos. Rotary Club de Jávea Jávea. 4.08.2019